Exilio: rincones de madrugada


Las vacaciones de semana santa pasaron burlándose en mi jeta, los días de terror con respecto a la influenza por acá no se sienten (realmente no me interesa). Hora de descanso, 3:30 a.m. sentado en uno de los jardines (porque resulta que cambiaron mi horario de trabajo y ando de noches), gente de aquí para allá, montacargas en plena labor hormiguera, una grua elevando a dos fulanos a más de 50 mts para soldar las protecciones antimisiles (me informaron hace unos minutos), el viento sopla con delicia invitando a caminar sobre la playa que está a no más de 200 mts. La luna arrulla en las alturas. Perderse. Prendo mi acostumbrado cigarro, conecto el ipod, las palmeras cobran vida con la brisa de madrugada. El tumulto se intensifica, los altavoces desean mitigar mi letargo, subo el volumen, travis aparece en la escena.

Trabajar de noche es algo hasta cierto punto interesante, se puede decir que vas con la vida al revés. Hace un rato en el autobús sentí ganas de llorar y no supe ¿por qué?. Tiene tiempo que no lo hago, pensé. No necesitamos alguna razón externa para despertar triste, simplemente abres los ojos así y ya. Cito una frase de un cuento de Hesse que leí ayer: "Quiza la vida no sea comparada a una sinfonía de Beethoven, pero sí a la música de cámara de Haydn, y eso es algo de lo que no pueden vanagloriarse muchas personas". Qué delicia encontrar cosas así por las esquinas.

Prepararé una sorpresa para mi señora madre este diez de mayo, cuestión que hacemos con singular simpatía desde hace varios ayeres y no es por la tan mencionada fecha, es más bien porque estamos pendientes yo de su día mercadológico y ella de mi cumpleaños que es al día siguiente. Nuestro singular trueque, porque para festejos adelantados ya tuve uno el fin de semana con la estepa (pronto postearé esa crónica con foto y todo el ajuar). Creo que nuevamente me perdí de lo que en un principio nació como comezón para exponerlo por aquí, no importa, ya me relajó el estar sentado frente al monitor escupiendo sin ton ni son.

Notas de unos días para acá:


  • Hice las pases con travis en mis rincones de exilio de madrugada.

  • Encontré un sabor olvidado al enviar rosas hace algunos días a una amiga.

  • Las sorpresas les vienen bien a las personas un día cualquiera.

  • El aroma del perfume halloween sigue deteniendo los latidos en mi pecho al instante.

  • Me gusta como me mira mi compañera argentina en el trabajo.

  • La danza de los árboles al roce del viento me recuerda detalles de la niñez.

  • Es mejor contemplar el mar sin pensar en nada más, sólo escuchar y mirar.

  • Una bocanada de cigarro acompañada con el sabor de una halls es lo mejor.
La lista sigue pero ya tengo que preparar mis cosas para una velada más entre el tumulto...

Un poco más de casualidades

El oleaje contra las rocas es firme en su golpeteo, arremete contra mis ganas y regresa una y otra vez con ciertos golpes de melancolía. El mar me gusta en soledad o en compañia de amigos, por otro lado, las figuras féminas le dan un toque romanticón y aventurero. Me gusta observar los cuellos de las doncellitas entre otras cosas (luego postearé sobre mis gustos femeniles).Cuello. Podría morir ahí. Si no lo puedo besar, al menos me gustaría experimentar la perspectiva de cómo ven el mundo desde ese lugar. Ahh mujeres, mujeres siempre ronroneando los pensamientos. Perdón, ya estoy tomando otro camino. Pues resulta que mis vacaciones se verán truncadas por motivos de trabajo, mientras la gente anda echando cotorreo en diferentes lugares yo me levantaré 3:45 a.m. para salir de mi jaula como a las 4:15 al trabajo (ah si lo olvidaba el nuevo horario,poca madre).


Pero bueno, así son las cosas por el momento y a gusto estoy. Las casualidades rondan mis pensamientos ultimamente, será que los amantes del círculo polar tienen algo que ver?. Otto-Ana. Ana y Otto me han dejado con la imaginación muy arriba donde no la puedo alcanzar y me hace el mundo más tratable, si mucho más tratable porque de problemas interpersonales en el trabajo ajenos a mí estoy hasta la chingada. Comprada hace una semana y vista ya hace algunos años, me ha traído como el viento cosas que creí olvidadas del todo. Me pasó hace unos días cuando iba en el taxi mirando por la ventana acompañado del ipod por supuesto, un señor se encontraba ensimismado en su mundo, triste lo noté, el rojo del semáforo me invitó a ser cómplice del momento, un abrazo lo tomo por sorpresa levantándolo y consumando el mismo con una señora canosa, God loves his children, god loves his children yeah! sonaba. ¿Casualidad? creo que si o ¿sólo paranoia?,me gusta más casualidad.

Quiero más de estas cosas llámenle como quieran, pero quiero más...