En vela


Llegas sin hacer ruido, socavas las mentes de los que suelen precipitarse al vacio. Noches más - noches menos, siempre ahí, latente sin dejar paso a la calma con la que deseamos huir del desvarío de los días que nos vota y nos acerca como abejas al panal de aforismos y desdenes que nos han llevado hasta el día de hoy.
Ya has hecho acto de presencia en mi noche taciturna, no te soporto ni un instante más...
Vas dejando un sin fin de preguntas insulsas...
Laceras mi rincón en el que suelo buscar asilo de los pormenores de mi estado de ánimo...
Haces mella taladrando cada instante vivido, deseado, extrañado, dolido, provocando un sentimiento de poca estabilidad en cuanto a mis convicciones y preceptos...
En verdad no te tolero más, porque pareciera que disfrutas la forma en la que me voy convirtiendo en un insecto Kafkiano a tu salud...
¿Qué esperas de todo este teatro que montas cada noche?
Me enerva la manera con la que manejas a tu antojo mi pasado, mi presente y mi futuro, el cual voy construyendo a pesar de mis altibajos...
Creas en mi mente desdeños homónimos de puertas ya cerradas y que siento superadas, para dar entrada al miedo, a la melancolía y a la incertidumbre de los momentos que nunca llegaron, y que sólo son destellos imaginarios de una mente que aún cree en la esperanza del buen actuar...
Pierdo la calma, cuando mi sentir está pendiendo del hilo con el que trazas tús artilugios al aparecer en mis pensamientos...
En cólera exploto contra la almohada, por tu cobardía al hacerte presente cuando no hay nadie más a mi alrededor, sólo somos tú, la noche y yo, que espero la contienda en silencio una vez más...
Voy preparando mis guantes para derrotarte méndigo insomnio, el cual inquieta mi sentir y mis pensamientos de las noches en vela, estoy listo para las batallas de madrugada y dejar atrás tu lastre lacerante como dardo, para así, poder respirar en calma un día más...

De prisa, porque no hay tiempo...

Todos van a paso derroblado como una estampida huyendo de quién sabe qué...
Van caminando estoicos, inertes sin cabida para mirar al de junto. ¿Qué hora es? 1:20 p.m. indicaba mi reloj en pleno centro de la ciudad, decidí sentarme unos instantes en una banca del parque para esperar que las manecillas marcaran las 2:00 p.m. hora en la que tenía que realizar algo pendiente. Hacía un clima espléndido; lejos del frío y ausente de calor, con ciertas ráfagas de un viento conmovedor el cual me atrapaba en un sentimiento de nostalgia sin motivo alguno.
Ahí me encontraba sentado como recien salido de una cueva, con los ojos bien abiertos, esperando que transcurrieran los minutos y ligeramente circunspecto por la prisa con la que los transeúntes se deslizan por la acera. Sí, con una prisa en demasia absurda quién sabe por qué, ¿a dónde van con tanta prisa?, al trabajo, al banco, a cobrar algún dinero, no lo sé, pero creo que la gente está muy ocupada y no tiene espacio para otras cosas - estar como yo sentado observando - porque en definitiva no hay tiempo que perder. Todos tienen prisa ¡prisa de qué!, ¿de no perder ni un instante de las 24 hrs. que nos toca vivir día a día?, ¿de quedar un paso atrás del vecino?, ¿de no alcanzar el éxito que brotará en envidias por los que nos rodean?, ¿prisa de llegar en primer lugar? o simplemente es una patología impuesta por la neurosis de una sociedad enajenada, la cual nos grita a cada instante ¡apúrate, porque te comen!, ¡anda con prisa, porque en la vida no hay tiempo para pensar!, ¡corre y vive tu vida recta, sin directriz que te saque del camino!, ¡debes de seguir los patrones preestablecidos! ( nacer, crecer, procrear, envejecer, morir = producto terminado), para que el día de mañana postrado bajo la tierra en un cementerio tu epitafio se lea:


"n" persona
Nacio un "x" mes del año "q".
Murio un "x" día del año "g".
Persona respetable, afable, trabajadora, recta y amorosa.
Lo recordaremos por siempre su familia, hermanos y amigos.
En paz descanse (ojalá y descanse,no vaya a ser que ande a prisa y sin tiempo en el más allá buscando la paz de la que se le hablo aquí en el mundo de los mortales).



No sé qué será, pero es imperante la forma con la que se lleva a cabo cada acto de nuestras vidas, siempre a prisa, siempre sin tiempo. Comemos, dormimos, despertamos, soñamos, trabajamos, reimos, fornicamos, mentimos, maldecimos, meditamos todo a prisa, muy aprisa y sin tiempo para pensarlo. Todo opera aprisa porque ya no hay tiempo para sentarse y ser por unos instantes espectador de nuestro actuar, principalmente la juventud, la cual es una parodia de una moral que sólo existe en los libros y pensamientos. La juventud de hoy todo lo traga y lo vomita aprisa por miedo a envenenarse; se enamora, se desilusiona, llora, ríe, olvida y vomita a prisa para adquirir en un acto seguido nuevas experiencias devenidas en nuevos olores, tacto, modos, experiencias, atenciones repitiendo de nuevo la escena una y otra vez hasta hartarse y convertirse en una generación de conformistas más en cuestiones del corazón, cultura y vida cotidiana.
¿El tiempo?, el tiempo ya no tiene tiempo para desperdiciar y regalar momentos de placidez, el tiempo sólo tiene espacio para recordarnos que está pasando por nuestros ojos y que poco a poco nos está llevando al final del precipicio que nos espera con los brazos abiertos. El tiempo está ganando la batalla lentamente, porque nuestra prisa por vivir, nuestra prisa por no pensar, nuestra prisa por desperdiciarlo, nuestra prisa por creer que lo aprovechamos nos ha vuelto poco inteligentes para saber que hacer con él y como invertirlo para nuestro beneficio. ¿Qué hacer ante tales disyuntivas?, ¿de prisa, sin tiempo?, ¿con tiempo pero aprisa?, ¿cómo reconciliar a estos puntos cardinales de nuestra actualidad?, ¿cómo saber si estamos en el punto medio de tales preceptos?
Aún no lo sé, son las 2:00 p.m. me retiro de la banca del parque porque tengo prisa y no hay tiempo...

En el supermercado


Ultimamente me agrada la idea de ir al supermercado y observar lo que ahí se lleva a cabo de manera cotidiana. Y me agrada la idea, porque hace algunos meses desperté con ciertas inquietudes, de esas que no te dejan durante días o quizás más tiempo. El caso es que me encontraba un día comprando diversos artículos en compañía de mi familia, iba de pasillo en pasillo hasta que me detuve en la zona de los detergentes - manía que tengo desde niño por los olores que ahí se localizan -, atravesé el pasillo dos veces para mantener esa sensación de la niñez que aún me sigue gustando. Minutos después me encontraba caminando por otra zona del laberinto de productos con preguntas que albergaba en mi cabeza, en ese instante, me quedé al inicio del corredor y me dí a la tarea de observar a las personas que ahí se concentraban para dar forma a los pensamientos que se hospedaban en mi cabeza.

Deambulaba observando a la gente y me preguntaba ¿Por qué dentro de una diversidad de posibles rutas,tendemos a tomar las mismas de siempre?, y si no las mismas, ¿Por qué todo se vuelve a presentar casi de la misma forma como lo hemos vivido y sentido?, - a unos metros de mí - un niño decidía que tipo de galletas llevar, inmerso en la disyuntiva de lo ya conocido ó lo que su madre le mostraba con otra caja. ¿Qué camino tomar? me puse en el lugar del niño, tal vez me resguarde en lo conocido por temor a equivocarme y llevarme un mal sabor de boca, pero ¿Si las otras galletas saben mejor?.

La vida es así, un corredor lleno de múltiples productos, sensaciones, momentos, sabores, experiencias que nos llevan de un lugar a otro. Lo desconcertante en ocasiones es que por lapsos de tiempo indefinido, tenemos ante nosotros un mar de opciones - unas más llamativas que otras - las cuales, cada quien por propias intuiciones no toma y escojemos lo que ya conocemos; o en su defecto tomamos otro producto y con el paso del tiempo se va tornando en lo que ya conociamos dejándonos como al principio de aquel descubrimiento o más confundidos aún.

Por eso me gusta ir al centro comercial, porque cada vez que estoy ahí y con quien vaya, doy inicio a mis pequeñas observaciones en los rostros de la gente que está pensativa en lo que va a tomar y llevarse a casa. Me gusta hacerme la idea de que están escogiendo el rumbo de sus vidas, me gusta pensar por ellos cuando toman un producto diferente al acostumbrado creyendo que va a cambiar el curso de su destino a sabiendas que en un lapso determinado de tiempo se hartarán del mismo y buscarán algo más, que los haga sentir nuevos otra vez. Es como pasar por cada pasillo, deleitarse con el mar de colores y sabores, escoger - dejar, equivocarse - acertar, soñar - despertar, reir y llorar el enigma de la cosas que nos va llevando de un corredor a otro, tratando de decifrar el acertijo de la vida misma y pareciera en ocasiones el " Eterno retorno" del buen Nietzsche.





Lecturas



Todos los elementos del universo contribuyen a la nostalgia de nuestra disolución, porque esa mirada de verdugo, sólo a través de la cual el caos nos es comprensible como un elemento del orden ficticio que nos permite entendernos de cierta manera con la realidad, sabe mirar más hondo que nuestros ojos y sabe descubrir en nuestra posibilidad de aniquilación la trampa de la realidad, la certeza de la nada.
Nuestra condición pasajera tiende siempre a subvertir el orden de nuestra angustias, trastocando el plan de acuerdo con el que el universo está concebido. La poesía misma se desentiende del amplísimo significado que tiene nuestra muerte para tratar de descubrir en la banalidad de la naturaleza y de los sentimientos del germen de una supervivencia inasequible. Por eso nuestra condición es desesperada; sólo la laboriosa presencia del verdugo, la lentitud del rito emético con que hemos de destruirnos, la visión espléndida de nuestra descompisición implica en cierta manera, si no nuestra salvación, sí nuestra escapatoria del ritmo opresivo de la vida.
No obstante la malignidad con la que nos es impuesta la realidad, nos engañamos a veces; creemos que nuestro destino es más que vomitar, más que confrontar pormenorizadamente el asco que nuestra conciencia acaba por descubrir en todas las cosas; nos olvidamos momentáneamente de nuestro deber de morir y de matar lo que sobrevive cada hora de nosotros mismos; tratamos de percatarnos de un vacío que excluya todo lo que de excrementicio aportan las horas que vivimos. Nuestra única realidad es el potro de tortura al que estamos anclados a pesar de las mareas falaces del sentimiento. Un atardecer, un rayo de sol es capaz de destruirnos con más malignidad que todas las tenazas del verdugo y sin embargo creemos descubrir en el crepúsculo, en la luz, el mentís a nuestra condición de gusanos coprófagos.
Todo ello forma parte del mismo engaño porque está constituido del lenguaje. Entre todos los artificios con los que pretendemos escapar a nuestra condenación, las palabras, el ordenamiento consciente de nuestras quimeras y de nuestras mentiras, constituyen la más aparente de nuestras ilusiones. En ello se concreta el absurdo de nuestra relación con el mundo. Tratamos de expresar lo inexpresable cuando nuestro único proferimiento puede ser el grito o el lamento. Y sin embargo nos aferramos a las palabras creyéndolas propias, patrimonio inalienable, justificación perenne de nuestra falsa grandeza. ¿Qué expresa el lenguaje cuando no expresa el dolor intenso de carecer de significado? Soñamos con las grandes realizaciones, somos capaces de concebir estructuras y proferimientos que tienen la grandeza siniestra y banal de las cárceles de Piranesi. Y es que entonces olvidamos al verdugo que somos y que llevamos dentro. Las palabras son el paliativo a nuestra urgencia de crimen, a nuestro goce de la mutilación.
¿Qué queda después de las palabras si ellas mismas no son sino una forma de silencio?
¿Qué queda de todos los gritos sino una sucesión macabra de ecos informes?
SALVADOR ELIZONDO

Viernes por la noche


Estaba recostado leyendo, recibí un mensaje al celular el cual me saco de mi relativa tranquilidad, me levanté y dio inicio el viaje onírico por mi cabeza. No tengo ganas de salir esta noche, pero, ¿si sucede algo imprevisto?, tal vez, algo que cambie el curso de las cosas o algún encuentro deseado y detestado al mismo tiempo - realmente no creo que se presente algo importante -, la duda ya hizo su aparición colocando en mi sentir algo de intranquilidad. Prendí un cigarro y salí a dar una caminata con mi perrita para disipar las dudas que llegaron con la entrada del mensaje.
De regreso en mi cuarto decidí no emprender el viaje a lo que podría depararme la noche, dí play al absolution de muse, apage el celular y retorne al laberinto de la soledad el cual estoy disfrutando mucho en estos momentos, terminó el pasaje musical, continué leyendo y al cabo de una hora se abrieron nuevos bríos en mis pensamientos. Cerré las páginas y escribí algo que traía atorado hace algunos días, terminé de redactar mi catarsis, me asome por la ventana y noté una luna tranquila con sus amigas las estrellas alrededor. Esa noche me sentí tranquilo, lejos de la inquietud que me provoca salir muchas otras veces a vivir nada substancial pero necesario, descubrí mi almohada, me recosté con un último pensamiento.
Está noche quiero que se haga presente el sueño y me lleve de la mano lejos muy lejos, a donde no pueda pensar más...

Rutina




5:30 a.m. Suena el despertador, abre los ojos, voltea a su izquierda y entre la oscuridad observa el cuerpo muy conocido de su compañera. No encuentra motivos realmente substanciales para incorporarse ese lunes por la mañana, se siente aún cansado - lleva varias semanas con la misma sintomatología-, ni hablar, se dice para consigo y se levanta del lecho aún tibio por su estadía varias horas atrás. Se mira al espejo, la imagen que refleja no le agrada del todo, toma el cepillo de dientes y empieza con el acto de limpieza como cada mañana: coloca sólo en la mitad de las cerdas la pasta, cepilla con rara singularidad sus dientes, enjuaga los mismos, enjuaga su rostro, una a una va posándose en el suelo la ropa que lleva puesta, se introduce en la regadera, abre la llave y espera en la esquina como ratón asustado a que el agua se torne caliente, se enjuaga, coloca jabón en su cabello y cuerpo, enjuaga, repite la operación y se consuma el acto secándose al salir de la ducha. Camina al closet, selecciona la ropa que llevará puesta, regresa a la orilla de la cama y da inicio a colocar sigilosamente cada una de las mencionadas, con el fin de no despertar a la que se encuentra aún dormida.
5:50 a.m. Camina hacia la cocina, calienta el café, enciende un cigarro y se sienta a contemplar como cada mañana la sala de su casa, los muebles, el televisor, la alfombra, la escultura que tanto le desagarada - producto de un presente por parte de su suegro años atrás -, las cortinas con una pequeña tonalidad amarillenta por el paso del tiempo y la falta de higiene, el cuadro de recién casados - el cual prometía una escena diferente a su vida actual, por los destellos que emanan esas miradas -, contempla con aire de desolación sentado en la cocina, sirve su café y lo bebe poco a poco mientras enciende el segundo cigarro, termina el ritual, toma las llaves del auto, se asoma a la calle después de haber transcurrido 25 pasos de la puerta a la acera.
6:15 a.m. Ya ha amanecido, entra en su vehículo, pasa la franela por el parabrisas para desvanecer los restos de una noche fría, enciende el auto, el sonido no es muy grato ¿por qué sonará así? se cuestiona a sabiendas de la respuesta - es el mismo auto que le ragaló su padre al cumplir 24 años -. Comienza a circular por las calles de la ciudad que lo llevarán al trabajo, se torna el semáforo en rojo y compra el periódico, mira el encabezado, lo mismo de todos los días, nada digno de leerse; opta por sacar algo de los beatles de la guantera, semáforo en verde, sigue avanzando por diferentes avenidas al ritmo de here comes the sun que es lo único que ultimamente le da un poco de sentido a su vida dentro de la locura de la ciudad.
6:50 a.m. Finalmente llega al trabajo produciéndole un mal humor. Entra al estacionamiento, deja su vehículo en el lugar de costumbre, los pasos lo llevan al vestíbulo en donde se encuentra la máquina de café, deposita algunas monedas para esperar el preciado líquido. Se introduce en el elevador en compañía de personas que ve todos los días, saluda indiferente a los demás y se concentra en sú café.
Llega a su escritorio que se encuentra junto a la ventana que le ofrece un cielo esperanzador esa mañana, revisa sus pendientes y comienza a laborar de una manera casi robótica entre el engranaje de personas que ahí trabajan. Llegan oficios que hay que revisar para su autorización aunado a todo el marco burocrático previo a la firma del líder de la oficina, el cual no tiene más allá de una maestría en mercadotecnia, publicidad o finanzas realmente no recuerda y no le interesa debido a que sabe de antemano que son conocimientos que bien se pueden aprender por propia mano en casa o en los tiempos libres.
9:45 a.m. Termina algunos detalles de un informe que debe de entregar ese mismo día por la tarde. Voltea a su alrededor y observa a los compañeros de trabajo parlando acerca del fin de semana, criticando severamente como estrategas al fut-bol, otros hablando de la consumación del acto sexual con alguna aventura llevada a cabo el sábado por la noche (producto de la presión colectiva de oficina), mientras su esposa y familia dormían en casa, unos más hablando mal a las espaldas de otros, algunos recibiendo la reputación que tanto esperan en sus vacias vidas por la compra del carro del año, y el resto quien sabe en qué estará pensando. Observando todo este panorama desolador en el que encuentra lo mismo de lo mismo desde hace 5 años, decide salir de la oficina a fumar otro cigarrillo, mientras va introduciendo más tóxina a sus pulmones se pregunta ¿en qué momento perdió la ruta que se había trazado años atrás?¿Será que se equivoco de profesión?¿necesitará unas vacaciones pronto?...
12:20 p.m. Recibe un llamado de su jefe, acto seguido, se encuentra en la magna oficina contemplando cuadros de los ilustres dirigentes del gobierno, a los que hay que venerar a pesar de las injusticias y la doble moral con la que dirigen sus ideas, porque de no ser así, es muy probable que pierda el trabajo que tantos dolores de cabeza le provocó obtener. Recibe una reseña breve de su desempeño en los últimos meses, muy elocuente por cierto, se le muestra las necesidades y proyectos que hay que cubrir en un corto plazo; asiente con la cabeza y emprende la retirada, pero antes de abrir el portal, lo regresa al banquillo un favor por parte de su jefe, el cual consiste en preparar un ensayo sobre los logros de la empresa y los planes futuros que se esperan obtener con el esfuerzo sistémico. El favor radica en la vergonzosa forma en la que se expresa su jefe de manera escrita - faltas horrorosas de ortografía, falta de ilación de ideas, etc-,pero como cabe señalar es su jefe - el preparado - y el debe de acatar las instrucciones al pie de la letra.
3:00 p.m. Marca al celular de su esposa y le comenta que no podrá llegar a tiempo al punto medio en donde suelen comer cotidianamente, debido a una importante misión de trabajo, a lo cual responde su cónyuge con un no te preocupes, ok gracias por entender responde instantaneamente, te amo afirma ella, se queda unos instantes callado, tenemos que hablar esta noche dice ella.
3:20 p.m. La oficina vacia, escritorios, computadoras, él ahí sentado junto a una coca-cola y un refrigerio previamente comprados minutos después de colgar el celular. Intenta escribir acerca de la misión encomendada, pero no logra acertar con las palabras. Aún ama a su esposa y ese te amo profesado por ella lo dejo aturdido por un instante, tengo que retomar la energía en mi relación porque está destinado al fracaso si llevo las cosas como hasta ahora van, se pronuncia en su mente. Mira por la ventana y una lluvia ligera se asoma por cielo con el sol de espectador abriendo camino a un lindo espectáculo que disfruta en silencio, transportándolo a la esencia misma de las cosas, ese estado en el que nos alejamos por un lapso determinado de tiempo y reflexionamos sobre nuestro actuar y lo que nos depará el futuro si seguimos en ese camino.
4:40 p.m. Decide mejor escribir una confesión a su mujer, la cual ha estado siempre a su lado,en las buenas y en las malas,dejando de lado sus sueños juveniles para unirse con amor y convicción a él, emprende el viaje entre artilugios y pensamientos atrapados en su mente para poder expresar de manera directa lo que ultimamente le ha venido aquejando el sentir...
5:30 p.m. La oficina nuevamente abarrotada de la multiplicidad de máscaras que llevamos muchos durante toda una vida, para encubrir nuestros defectos, errores, falta de convicciones,la fragilidad de la que estamos compuestos y un largo etcétera por recitar. Se siente más aliviado por la confesión que dá por terminada. Mira a su alrededor, y es atraído por las platicas de sus colegas, opina unos instantes,intercambia puntos de vista en cuestiones de trabajo y regresa en sí para dar por terminada la jornada laboral correspondiente al inicio de semana.
6:45 p.m. Sale del estacionamiento más aliviado, llega al semáforo en rojo y se dispone a escuchar algo de música de los beatles nuevamente, en el trayecto se vislumbra un hermoso atardecer digno de los espectadores que se toman la libertad de apreciar la diversidad de colores que el cielo nos regala. Sigue sintiéndose contento y en un arrebato de alegría llega a una florería,compra un ramo de flores para la que lo espera en casa. Suena strawberry fields forever y el sentimiento se desborda en lágrimas por su rostro.
8:30 p.m. Estaciona el auto, camina los 25 pasos hasta la puerta de su casa, mete la llave en el cerrojo y se dispone a entrar en su hogar. Todo le parece nuevo, los aromas, el color de las paredes, las cortinas amarillentas por el paso del tiempo, los muebles, la escultura. Deja sus cosas en el mueble y se dirige hacia la habitación, no ve a nadie, ¿está alguien en casa? preguntá, silencio y nada más...
8:45 p.m. Prepara café para dos, acomoda las flores en un jarrón que coloca en la mesa de centro, junto al mismo, la carta que redacto horas atrás. Marca al celular de su esposa, pero nadie contesta, otro intento y fuera de área, empieza a preocuparse y decide seguir esperando tomando café y viendo t.v.
9:30 p.m. Inquietado por las circunstancias, se dirige a su habitación y en el momento que se sienta en la cama para quitarse el calzado, percibe un sobre junto al buró, mismo que no miro minutos atrás. Se dispone a abrirlo y empieza a dar lectura a las líneas plasmadas en el papel.
10:15 p.m. Absorto de la magnitud de tales palabras, se levanta de un salto de la cama, no puede creer lo que acaba de leer, lágrimas se cristalizan por sus ojos porque de antemano era algo que esperaba por las circunstancias, se mira al espejo y no hay momento para analizar, para pensar, mucho menos para recriminar. Trata de repasar las líneas para detectar algún indicio de esperanza en ellas, pero solo se concentra en las últimas palabras las cuales le laceran el corazón y la razón.
Es la rutina y tú forma de actuar la causa que me ha llevado a tomar tal decisión, lo siento...




Instantes

Van formando pequeñas historías de nuestra vida, de momentos inolvidables a otros igual de buenos que nunca regresarán...
Son cómplices de nuestros secretos al congelar personas que ya se han ido
Rara vez muestran los malos ratos
Y así van una tras otra las fotografías capturando instantes de nuestro transcurrir...

Turistear legislativamente


Hace un rato estaba buscando que había en la t.v. , cambiando los canales me encontré con unas imágenes de las próximas olimpiadas que se llevarán a cabo en agosto del año en curso en Beijing China, por un momento pensé que estarían hablando acerca de los preparativos y el desarrollo publicitario generado en torno a este magno evento.
Mi pinche sorpresa fué tal, cuando empezaron a aparecer escenas de aztecas bien trajeados y pulcros como un alumno que se presenta en la motolinía un lunes cualquiera para iniciar su semanuca bajo la tutoría de las neuróticas monjas.Mayor fué mi asombro cuando salío a relucir que los pinches diputaditos de la ciudad de Querétaro están organizando un viajecito a las tierras Chinas paradojicamente en las mismas fechas en que da inicio el macroevento antes mencionado, según ellos para ir a capacitarse y aprender acerca de la forma en la que las leyes se crean y desempeñan por allá - qué poca madre de cabrones -,como es posible que salgan con tal pendejada y con la firme convicción de que están haciendo un esfuerzo a favor del estado donde tiran la hueva y lo qué es peor, un beneficio al país, ya que regresarán -según ellos- con innovadoras ideas y proyectos que van a poner en práctica para el bienestar de la población.
Yo no sé la verdad quien le cree a esta manada de servidores públicos, que lo único que buscan es ir a echar desmadre por allá,ponerse dos tres borracheras y de paso pues intercambiar fluidos corporales con alguna China,extranjera o de plano con las diputadas que los acompañan u otra azteca que se encuentren por allá -Cuestión muy particular que me preocupa cuando un mexicano sale a explorar tierras ajenas,termina con una compatriota habiendo tanta versatilidad-,y lo que es peor, malgastando el dinero que el proletariado inyecta por medio de impuestos, el trabajo diario y la esperanza de que va a ser bien utilizado el sudor de su rabo para beneficio común...
Pero en defensa de mi creencia salío una diputada haciendo mención que los recursos con los que van a ir a su desmadrito, son de un fondo que los diputados poseen y que se llama "BONO DE CAPACITACIÓN", el cual consta de $150,000.00 para cada uno,el cual emplearan en su importante y bien vista preparación disque intelectual -Ay dios mío,me cae que ya no saben que madre inventar para robar más-, al rato van a salir con cualquier pinche pretexto para adjudicarse bonos hasta por contingencias estomacales y/o por pedos matrimoniales en el caso de que a un diputadete lo agarré su vieja trepado en una putilinga o en el pelodromo a punto de consumar sus fechorías arrabaleras...
En fin, esperemos que a este grupo de intrépidos defensores de la justicia y del beneficio social les vaya de maravilla en la inaguración de los juegos olímpicos invirtiendo con inteligencia el sudor de la población...