Todos van a paso derroblado como una estampida huyendo de quién sabe qué... Van caminando estoicos, inertes sin cabida para mirar al de junto. ¿Qué hora es? 1:20 p.m. indicaba mi reloj en pleno centro de la ciudad, decidí sentarme unos instantes en una banca del parque para esperar que las manecillas marcaran las 2:00 p.m. hora en la que tenía que realizar algo pendiente. Hacía un clima espléndido; lejos del frío y ausente de calor, con ciertas ráfagas de un viento conmovedor el cual me atrapaba en un sentimiento de nostalgia sin motivo alguno.
Ahí me encontraba sentado como recien salido de una cueva, con los ojos bien abiertos, esperando que transcurrieran los minutos y ligeramente circunspecto por la prisa con la que los transeúntes se deslizan por la acera. Sí, con una prisa en demasia absurda quién sabe por qué, ¿a dónde van con tanta prisa?, al trabajo, al banco, a cobrar algún dinero, no lo sé, pero creo que la gente está muy ocupada y no tiene espacio para otras cosas - estar como yo sentado observando - porque en definitiva no hay tiempo que perder. Todos tienen prisa ¡prisa de qué!, ¿de no perder ni un instante de las 24 hrs. que nos toca vivir día a día?, ¿de quedar un paso atrás del vecino?, ¿de no alcanzar el éxito que brotará en envidias por los que nos rodean?, ¿prisa de llegar en primer lugar? o simplemente es una patología impuesta por la neurosis de una sociedad enajenada, la cual nos grita a cada instante ¡apúrate, porque te comen!, ¡anda con prisa, porque en la vida no hay tiempo para pensar!, ¡corre y vive tu vida recta, sin directriz que te saque del camino!, ¡debes de seguir los patrones preestablecidos! ( nacer, crecer, procrear, envejecer, morir = producto terminado), para que el día de mañana postrado bajo la tierra en un cementerio tu epitafio se lea:
"n" persona
Nacio un "x" mes del año "q".
Murio un "x" día del año "g".
Persona respetable, afable, trabajadora, recta y amorosa.
Lo recordaremos por siempre su familia, hermanos y amigos.
En paz descanse (ojalá y descanse,no vaya a ser que ande a prisa y sin tiempo en el más allá buscando la paz de la que se le hablo aquí en el mundo de los mortales).
No sé qué será, pero es imperante la forma con la que se lleva a cabo cada acto de nuestras vidas, siempre a prisa, siempre sin tiempo. Comemos, dormimos, despertamos, soñamos, trabajamos, reimos, fornicamos, mentimos, maldecimos, meditamos todo a prisa, muy aprisa y sin tiempo para pensarlo. Todo opera aprisa porque ya no hay tiempo para sentarse y ser por unos instantes espectador de nuestro actuar, principalmente la juventud, la cual es una parodia de una moral que sólo existe en los libros y pensamientos. La juventud de hoy todo lo traga y lo vomita aprisa por miedo a envenenarse; se enamora, se desilusiona, llora, ríe, olvida y vomita a prisa para adquirir en un acto seguido nuevas experiencias devenidas en nuevos olores, tacto, modos, experiencias, atenciones repitiendo de nuevo la escena una y otra vez hasta hartarse y convertirse en una generación de conformistas más en cuestiones del corazón, cultura y vida cotidiana.
¿El tiempo?, el tiempo ya no tiene tiempo para desperdiciar y regalar momentos de placidez, el tiempo sólo tiene espacio para recordarnos que está pasando por nuestros ojos y que poco a poco nos está llevando al final del precipicio que nos espera con los brazos abiertos. El tiempo está ganando la batalla lentamente, porque nuestra prisa por vivir, nuestra prisa por no pensar, nuestra prisa por desperdiciarlo, nuestra prisa por creer que lo aprovechamos nos ha vuelto poco inteligentes para saber que hacer con él y como invertirlo para nuestro beneficio. ¿Qué hacer ante tales disyuntivas?, ¿de prisa, sin tiempo?, ¿con tiempo pero aprisa?, ¿cómo reconciliar a estos puntos cardinales de nuestra actualidad?, ¿cómo saber si estamos en el punto medio de tales preceptos?
Aún no lo sé, son las 2:00 p.m. me retiro de la banca del parque porque tengo prisa y no hay tiempo...