Ni de aquí ni de allá


La carretera se nos presenta como una posibilidad de renuncia a los lugares comunes, búsqueda constante de la otredad o fuente de exploración connatural en el ser humano. Ni de aquí ni de allá, los desplazamientos geográficos nos conducen a una extensión más de nuestros sentidos, cúmulo de secretos y posibles aperturas. Inquebrantables al paso de las estaciones las rutas de asfalto –algunas- se mantienen estoicas al calor del mediodía y solitarias por las noches; basta poner atención en las piedras y pastizales a sus orillas, cómplices del tiempo que nos arroja una hermandad profunda lejos del desfile de jaulas que es el tránsito vehicular.  El automovilista va y viene dejando atrás ya el silencio que en lontananza permanecía inerte en los espacios blancos de la vida, somos una errata en cada trecho recorrido, ni de aquí ni de allá...

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