Sunset


Las calles del centro en domingo se prestan para recorrerlas. Camino. Doblo la esquina y los tejados contrastan con el tono azulado del atardecer. Bonito panorama. Ir de la mano podría ser la medicina. Camino. Las sonrisas se disuelven entre el aleteo de una mariposa. Me gustaría volar sobre la ciudad. Entro a la librería, mironeo, pierdo el tiempo. Me gusta el aroma de los libros viejos, imagino que platico con sus lectores pasados.

Las piernas dan principio al agotamiento, qué va!! doy gracias porque puedo sentir fatiga. Camino despreocupado como el perrillo que rebasó mi derecha. La vida es así, andar buscando (pienso). El viento sopla sigilosamente. Me gustaría estar tirado en la azotea de la casa. Contemplando. Tomo asiento en la banca del parque. Hojeo lo comprado en la librería. José Agustín es muy cotorro, me gusta su ingenio. Burbujas al aire reflejan sonrisas de niños, ¿la infancia es dicha?.

Prosigo. El atardecer agudiza mis sentidos. La falta de tránsito y ruido en las aceras invita al camuflaje urbano. Camino para mezclarme, no quiero reclamo de las ventanas en los edificios. Me miran despectivamente, vete me dicen. Me resguardo en la parada del autobús, huyo de las rechiflas. Prendo un cigarro, quiero dejarlo. ¿Tomo el transporte?, desisto. Los domingos así son para disfrutarlos, liberar los días pasados, reinventarse. Contradicción. Reminiscencias de un amor pasado hacian los domingos muy agradables. Se casa en unos meses. Me apoyo en symmetry de mew. Nostalgia. Los amigos son un gran apoyo, no sé qué haría sin ellos. Han despertado las luces de la ciudad, la gente hambrienta aflora de sus guaridas. Hacen de lo inusual algo homogéneo. No lo tolero. Camino,camino,camino es hora de escapar. Me encantaría volar...

Agridulce

Degusto lo dulce sin pensar en el insomnio como resultado adictivo. Cautela es la preferida para los sabores amargos, mejor agridulce, así pasaré por alto cuando la nostalgia me busque por las tardes. Algo se introduce inesperadamente. Hay mucho mundo fuera de los ojos y en ocasiones nos toma por sorpresa. Saboreo el trago analizando las olas matutinas llegando al trabajo, en lapsos al regreso y en las telarañas al anochecer. Evito la obviedad porque apesta la uniformidad (hay cosas que disfruto mejor en soledad).


Es curioso cuando alcanzo un destello en la lejanía y reponde con una sonrisa ¿agria-dulce?. ¿Quién sabe equilibrar el baumanómetro cuando ha perdido el control de las pulsaciones? y mejor que la razón no meta su maldita cuchara porque no me llevo muy bien con ella ultimamente. Son las 10 de la noche y me quedan pocas horas de sueño, ojalá que las pesadillas noctámbulas se conviertan en sueños agridulces como tu sabor (el cual me encanta aún sin probar) para hacer más comestible la cotidianidad...

Revelaciones

¡Te vas a quemar el cerebro muchacho! vocifera mi mamá desde la puerta de mi cuarto, sonrío, cierro a Cortázar y bajo de la nube. Existen ocasiones (como sucedió ayer en una fiesta) en la que encuentras gente muy ¿interesante?, se les escapan frases en demasía atinadas (ahora se vuelven llamativas) para la dicotomía que abraza el tiempo en la cabeza .¿Hará falta tanto dilema introspectivo?, intuyo que no, a veces que si, gracias a lo aprendido por el mero gusto inculcado de grandes amigos, convicción y los madrazos que las banquetas me han propinado.

La particularidad de lo que trato de comentar brota sobre la facilidad, sinceridad, claridad con que se volcan las ideas sin tanta página leída, música escuchada o qué sé yo de los gustos personales. Invento que soy lo que estoy buscando. Platico con Lore (lorenear como dice ella) http://eltamarindocabaret.blogspot.com/ sobre varias cuestiones y propongo un brindis por la empatía charlada.

La gente se torna interesante por sus pequeños-grandes detalles. Me gusta examinar como se proyectan en el tumulto. Me observo en tercera persona, intento reinventarme. Mamá de perfil observa mi escritorio como si mi cabeza fuera a explotar...